martes, 23 de enero de 2018

EFEMÉRIDES MARÍTIMAS Y NAVALES

Colaboración del C. de N. Edgardo Loret de Mola
Responsable de la edición: Rosario Yika Uribe

Fuente: Cinco siglos del destino marítimo  del Perú, de Esperanza Navarro Pantac: Instituto de Estudios Histórico-Marítimos del Perú, 2016


Efemérides Navales de Hoy 16 de Enero

16 de enero 1747: Se coloca la primera piedra del castillo Real Felipe del Callao. Es la construcción militar más importante de España en ultramar. (El Real Felipe es efectivamente la mayor obra militar de los españoles en toda la América. La foto arriba,  “DESDE EL CIELO DEL CALLAO”, fue publicada por el diario El Callao en su Suplemento Conmemorativo del 1er. Centenario Político de la Provincia del 20 de agosto de 1936 y muestra en primer plano al Real Felipe. A continuación de esta nota, se presenta el texto del artículo "La fortaleza del Real Felipe” publicado en la revista Moneda del Banco Central de Reserva del Perú en su edición Nº 152, cuyo autor fue José A. De la Puente Candamo, historiador, abogado, profesor de Historia en la PUCP desde 1947 y dos veces director del Instituto Riva Agüero  -  Los datos de dimensiones se han tomado de “El Callao: Historia, Gente y Tradición  - www.chimpun-callao.com )

LA FORTALEZA DEL REAL FELIPE
la fortaleza del real Felipe en el Callao encierra una historia larga y muy variada. es testimonio de la defensa del puerto; es muestra de una forma específica de arquitectura; representa la memoria de sucesos importantes en la vida del perú; también es la última manifestación del dominio español en el antiguo Virreinato. aún más, durante la etapa republicana de nuestra historia, el real Felipe ha seguido siendo escenario de sucesos importantes.


Esta fortaleza se edificó después del terremoto y maremoto del 28 de octubre de 1746, y fue denominada como Real Felipe en honor del reyFelipeV,primermonarcaespañoldelaCasade Borbón, fallecido precisamente en 1746. Su cons- trucción finalizó en 1774: las tareas de construcción comenzaron durante el periodo de gobierno del virrey José Antonio Manso de Velasco, conde de Superunda, y concluyeron en el tiempo del Virrey Manuel de Amat. Debe destacarse que precisamente el virrey Superunda recibió el título nobiliario de ese nombre en reconocimiento de sus labores en la reconstrucción de la ciudad de Lima y del Callao, luego del mencionado terremoto.

Sin embargo, desde tiempos anteriores ya se habían construido defensas del puerto del Callao frente a posibles ataques de piratas y corsarios. Así, a mediados del siglo XVII se amuralló el puerto. No obstante, el terremoto de 1746 destruyó buena parte de esa muralla, razón por la cual el virrey Manso de Velasco decidió la construcción del fuerte. Este fue edificado con piedra trasladada desde la isla de San Lorenzo, y con los restos de la antigua muralla.

El año de 1774, en el que concluye la construcción del Real Felipe, invita a múltiples reflexio- nes. Pertenece a un periodo histórico que en lo internacional evidencia acontecimientos que representaron cambios de gran envergadura: la independencia de Norteamérica en 1776, y la revolución francesa en 1789.

En el contexto del imperio español, debemos considerar que es el tiempo de las reformas bor- bónicas, planificadas desde la metrópoli con el propósito de que la Corona ejerciera un mayor control de sus dominios americanos, tanto en términos de la obtención de recursos económicos, como en lo referido al ejercicio de la autoridad de parte de los agentes de la administración regia. Este programa de reformas generó un notable descontento social, ya que supuso el quiebre de una situación de evidente autonomía económica de parte de las élites americanas. En tal contexto, la terminación de la construcción del Real Felipe en este periodo histórico no es casualidad; para controlar sus dominios americanos, la Corona entendió que era imprescindible la defensa de sus costas y su adecuada vigilancia. No solo las actividades de contrabando estaban en la mira, sino que con la mejora de las defensas costeras se podía enfrentar con mayores posibilidades de éxito los ataques por mar de las potencias enemigas de la monarquía española.


Junto a ese programa de reformas, y al descontento social consiguiente –que tuvo su mayor manifestación en la gran rebelión de los Andes dirigida por Túpac Amaru II a inicios de la década de 1780- el tiempo de la construcción del Real Felipe coincide también con una creciente afirmación de la idea del Perú en los sectores intelectuales de nuestro país. En efecto, el despotismo ilustrado –propio de las reformas borbónicas- promovió el estudio de las ciencias y de las letras, a partir del optimismo que los ilustrados tuvieron con respecto al dominio del mundo a través del conocimiento. Así, el desarrollo de las expediciones científicas respondió a esas inquietudes, y todo ello llevó a que se diera un mayor interés por el estudio de las peculiaridades de la tierra peruana. En particular, es una época en la que ganan fuerza los estudios de historia del Perú. Por otro lado, la influencia específica de la Ilustración española en el Perú se vio fundamentalmente a través de la denominada “Ilustración cristiana”, que buscó hacer compatibles los postulados intelectuales ilustrados con la fe católica.

Felipe de la Barra, estudioso de la fortaleza del Callao, expresa que ésta quedó prácticamente terminada en 1774 durante el gobierno del virrey Amat, quien gobernó de 1761 a 1776, luego de Manso de Velasco. Al virrey Amat le tocó construir “la casamata, los torreones, la contraescarpa, los cuarteles y almacenes a prueba de bomba bajo las zanjas”. Una imagen de la fortaleza presenta los cinco baluartes: el del rey, el de la reina, el del príncipe, el de la princesa y el de San José; cada uno de ellos se diseñó orientado hacia direcciones distintas, Chucuito, la mar brava o el camino a Lima.

Otra cita de Felipe de la Barra es interesante: “El tipo de la fortaleza seguía la escuela de Vauban, que regía el arte militar de entonces en el ramo de la fortificación permanente. Su forma es pentagonal con cinco baluartes y comprendiendo murallas, cordín, parapeto, terraplén, escarpa y contraescarpa. El pentágono tenía un desarrollo externo de 1,580 metros”. Un foso de 16,80 metros de ancho y 2,50 metros de profundidad circundaba exteriormente la fortaleza.

Si dejamos la visión material del fuerte y pasamos a un recuerdo de momentos importantes, la memoria es variada y muy rica. Al final del tiempo de los precursores, la rebelión de Gómez, Alcázar y Espejo tuvo como escenario el fuerte del Callao. Más tarde, pasó la fortaleza al servicio de la patria por acción conducida por La Mar; en el levantamiento del sargento Moyano, regresó la fortaleza al dominio realista; y fue escenario de múltiples angustias personales en el tiempo de la anarquía de 1823 y en la época del gobierno de Bolívar. Así, por ejemplo, es ilustrativo el caso del marqués de Torre Tagle, quien en momentos de incertidumbre ingresó a la fortaleza, donde murió en septiembre de 1825.

Poco después, en enero de 1826, terminó el sitio del Callao por parte de las fuerzas patriotas, que se había iniciado tiempo antes con el fin de recuperar el dominio del Real Felipe, que estaba en manos de tropas realistas comandadas por José Ramón Rodil. Este no aceptaba la capitulación de Ayacucho, y dejó una interesante “Memoria” en la que relata sus vivencias durante el tiempo en que
estuvo dominando el Real Felipe. Durante buena parte de ese tiempo, Rodil tuvo la ilusión de tomar contacto con una eventual escuadra española para revertir el resultado de la batalla de Ayacucho. En esa “Memoria” del sitio del Callao, Rodil explica las características estratégicas y humanas de la resistencia, que ha merecido múltiples reflexiones. Fue intenso el asedio a la fortaleza del Callao por los patriotas, y tenaz la defensa de Rodil, todo lo cual representa un capítulo importante de la historia de los orígenes del Perú republicano. No se trataba solo del bloqueo por mar al cual se sometía a la fortaleza; estaba en juego el dominio tranquilo del apostadero del Callao, en la porfiada resistencia después de la capitulación de Ayacucho.

Es interesante citar un fragmento de la “Memoria” de Rodil, en el que pondera el valor de la fortaleza: “(...) como puerto central del Pacífico, como punto fortificado para apoyo de operaciones militares, y como depósito de muchos útiles de guerra muy difíciles de adquirir y situar sin grandes costos y riesgos en las provincias interiores, era incalculable: los enemigos lo conocían como nosotros, y solo la confianza excesiva, o los desórdenes inherentes a una revolución como la que han promovido en estas regiones, pudo exponernos a perderla(...)”.

En la República, diversos sucesos de distinta importancia se desarrollaron en el Real Felipe, o lo tuvieron como escenario. En suma, la fortaleza del Callao ha sido un “personaje” múltiple en la vida del Perú, tanto en tiempos virreinales como republicanos.

Datos del Real Felipe

• Area interna: 70,000 m2 ó 7 Has.
• Longitudes: 
• Muralla: 1532 m
• Foso: 1,600 m.
• Glasís: 2,200 m.
• Alturas: 
• Torreones: 18.90 m.
• Casa del Gobernador: 12.40 m.
• Muralla: 6.30 m.
• Edificaciones: 
• Torreones: del Rey y de la Reina
• Torre Alta: Casa del Gobernador
• Interiores: Cuarteles, Almacenes
• Portada: Principal o de Honor y Secundaria o del Perdón
• Obras Defensivas: 
• Baluartes: 5 en la muralla
• Garitas: 15 en la muralla
• Rampas: 6 en la muralla
• Santa Bárbara: 7 en la muralla y torreones
• Troneras: 207 en el parapeto y torreones
• Almenas: 158 en el parapeto y 64 en los torreones
• Banquetas: 158 en el parapeto
• Tambores: 2 en la portada
• Linternas: 2 en la portada




16 de enero 1816: La escuadra argentina, al mando del contralmirante Guillermo Brown, ataca por primera vez al Callao. El llamado Crucero Brown desencadena la tempestad revolucionaria que va a partir desde Buenos Aires con dirección al Perú. La escuadra patriota bombardea el Callao, apresa dos fragatas españolas y reparte abundante propaganda revolucionaria. 



16 de enero 1863: Se promulga la ley que organiza el Cuerpo Político de la Armada. (El texto a continuación es tomado del libro "Tiempos de infancia y bohemia: Ricardo Palma, 1833-1860 por Oswaldo Holguín Callo)





16 de enero 1866: La fragata Amazonas, comandada por el capitán de corbeta José Sánchez Lagomarsino, y en manos del práctico, teniente Emilio Errázuriz, oficial de la Esmeralda, vara en la playa de la punta Quilpué al extremo SW de la isla de Abtao; se le reflota pero en la noche se pierde definitivamente, salvándose su tripulación, artillería y pertrechos. Se pierden 33 cañones. 


16 de enero 1880: Se nombra al capitán de navío Juan Manuel Fanning jefe del Batallón Guarnición de Marina, unidad que organiza y con la que participa en las acciones del bloqueo de Callao, y al mando del cual concurre a la Batalla de Miraflores. 




16 de enero 1881: Auto hundimiento de la escuadra peruana en la bahía del Callao. Los buques Unión, Oroya, Atahualpa y Chalaco, son hundidos en aguas del Callao para no entregarlos a los chilenos. El mástil de la Unión, se conservará gracias a la heroica acción de ocho marineros lambayecanos que logran rescatarlo. 








16 de enero 1881: La intervención del vicealmirante inglés Frederick H. Stirling, jefe de la estación naval de Pacífico, y del contralmirante Abel Bergasse du Petit Thouars, comandante de la escuadra francesa en el Pacífico sur, son decisivas en la defensa de Lima. Después de los triunfos chilenos en San Juan y Miraflores, el cuerpo diplomático interpone sus buenos oficios para evitar que la capital sea víctima de actos vandálicos. Stirling manifiesta al jefe chileno, general Manuel Baquedano, que las escuadras extranjeras surtas en el Callao romperán inmediatamente sus fuegos contra la de Chile. Ante esta advertencia, el alcalde de Lima, Rufino Torrico, y el jefe chileno Baquedano, firman el acuerdo de ocupación de Lima. 




16 de enero 2008: El Perú presenta ante la secretaría de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), La Haya, la demanda contra Chile sobre delimitación marítima entre ambos países. 

Perú demanda a Chile ante la Corte de la Haya por diferencias en los límites marítimos
Según el presidente peruano, se busca una "solución justa y equitativa".- Chile lamenta la decisión

Lima 16 ENE 2008 - 18:04 CET
El Gobierno de Perú ha presentado hoy una demanda ante la Corte Internacional de La Haya para solucionar una histórica controversia sobre sus límites marítimos con Chile. El presidente peruano, Alan García, ha dicho hoy ante el Congreso que la medida busca obtener "una solución justa y equitativa”. "El Perú da este paso con firmeza y serenidad, sin estridencias, y vengo a pedir a todos los peruanos su mayor prudencia, su mayor responsabilidad, y también su unidad, y su respaldo como el que patrióticamente han expresado todas las bancadas de este Congreso", ha dicho García.

El Gobierno chileno ha reaccionado de inmediato y ha manifestado que lamenta "profundamente" la decisión. El ministro chileno de Asuntos Exteriores, Alejandro Foxley, ha dicho que con esta demanda Perú "desconoce los tratados vigentes" en la delimitación marítima entre ambos países. Según el mandatario peruano, el origen de la discrepancia "jurídica" se debe a que, según su país, "los espacios marítimos de Perú y Chile se superponen parcialmente", tras destacar que confía en que las relaciones con el país vecino sigan fortaleciéndose.

El mandatario ha reafirmado la "histórica vocación pacífica del Perú y su tradicional conducta de apego a los principios del derecho internacional" y ha insistido en que el litigio "no debe ser considerado un acto inamistoso", por lo que ha exhortado a las partes implicadas a "mantener la buena fe" durante el proceso.

Perú notificó oficialmente a Chile en septiembre pasado su intención de llevar su reclamación al tribunal internacional, en una disputa que se reactivó en mayo del año pasado, cuando el Gobierno de Lima presentó ante las Naciones Unidas la Ley de Líneas de Base del Dominio Marítimo, aprobada por el Congreso en 2005.

La decisión de acudir a esa instancia ha causado gran malestar en Chile, ya que ese país alega que los límites marítimos bilaterales fueron fijados en tratados suscritos en la década de 1950, que según la posición oficial del Perú sólo son acuerdos pesqueros.

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